UN RELATO MÍTICO SOBRE EL ORIGEN DE LA MÚSICA:
Todo
surge cuando Dante decide iniciar su viaje por el Infierno, el Purgatorio y el
Paraíso guiado por el poeta Virgilio y por su amada Beatrice. El poema comienza
justo en el momento en que Dante se pierde en una selva y tropieza con bestias
salvajes. En ese momento Dante, atraído por una música, se encuentra con
Virgilio y, éste, le anuncia que será su guía en su viaje al Paraíso y que ha
sido enviado por Beatrice para ayudarle a llegar hasta allí. Sin embargo, antes
deberán pasar por el Infierno y el Purgatorio y deberán guiarse por la música
si quieren llegar hasta el Paraíso, pues si no lo hacen, no conseguirán llegar
hasta Beatrice. Dante está de acuerdo con la propuesta de Virgilio y emprenden
el camino pasando, en primer lugar, por los círculos infernales.
Comienzan
su viaje por el círculo primero donde se encuentran con “los infelices que
nunca estuvieron vivos”, que son aquellos niños que murieron antes de ser
bautizados y aquellas personas que sintieron la revelación cristiana. Para
poder pasar al segundo círculo, Dante tendrá que encontrar una composición
musical incompleta y descifrar unas notas musicales que hay en cada círculo y
no olvidarlas si quiere pasar al siguiente. Una vez que las ha descifrado,
continuará su camino.
En
el segundo círculo, Dante se encuentra ya dentro del Infierno - ya que el
primer círculo son las puertas de éste – y allí ve a los lujuriosos y a los que
pecan por amor utilizándolo para bien propio. Aquí se encuentra Minos que los
juzga y los agobia en la más absoluta soledad. Dante tiene que hablar con Minos
para que le de las notas musicales si quiere pasar al tercer círculo.
En
el tercer círculo, se encuentran los glotones, los soberbios y los envidiosos
azotados por “La Tormenta” y desollados por “El Cancerbero”. Dante se encuentra
con Ciacco y hablan de las discordias de Florencia. Ciacco es quien le ha de
proporcionar las notas musicales a Dante si quiere pasar al siguiente círculo.
En
el cuarto círculo, Dante se encuentra con clérigos, papas y cardenales cubiertos
por un manantial de aguas oscuras que generan un pantano y están ahí mofándose
unos con otros. Virgilio le avisa a Dante que ha de encontrar las notas
musicales en el pantano para poder continuar el camino.
En
el quinto y sexto círculo, Dante se encuentra con los orgullosos, los herejes,
los libres pensadores y los materialistas en la ciudad de “Dite” (Plutón) y que
está rodeada de una laguna que encierra gran fetidez. Dante se encuentra con
Farinata que le predice su destierro e infortunios en el momento en que aquél
le pide a éste las notas musicales para poder pasar al siguiente círculo.
En
el séptimo círculo, Dante se encuentra que está subdividido en tres recintos
llenos de piedra y rodeados por un gran río de sangre. En el primer recinto,
Dante ve a los violentos y el centauro Neso pasa a Dante a través del Flegetón.
En el segundo recinto, están los suicidas y los disipadores y, en el tercer
recinto, los violentos contra Dios, contra la Naturaleza y contra la Sociedad.
Para pasar al siguiente círculo, Dante tiene que pedir las notas musicales al
Minotauro.
En
el octavo círculo, Dante se encuentra con los fraudulentos, rufianes, los
seductores, los aduladores y los cortesanos. Este círculo, comprende diez
fosas. Una vez que Dante pasa las diez, ve las notas musicales para poder pasar
al siguiente círculo.
En
el noveno círculo, Dante se encuentra con los traidores. Este círculo,
comprende cuatro recintos y, antes de llegar a él, hay un pozo rodeado de
gigantes. Aquí, Anteo acompaña a los poetas al fondo del noveno círculo donde
ven a Lucifer y a Judas. Dante y Virgilio han de coger las notas musicales que tiene
Judas entre sus manos, antes de que Lucifer se coma a éste último como si fuese
un juguete de plástico.
Después
de descender Dante y Virgilio por los nueve círculos del infierno y encontrarse
en el hogar de Lucifer, Dante ha de ordenar las notas musicales que ha ido
recogiendo para poder ascender por una montaña que está formada por nueve
terrazas que se van restringiendo hasta la cumbre. Para él, la montaña es el
inicio de una gran travesía hacia el cielo donde se pueden purgar las penas. La
montaña es una isla y tiene una puerta; en sus laderas se escalonan terrazas
que significan los pecados mortales; el jardín del Edén florece en la cumbre.
Para llegar a la cumbre, tendrá que ir pasando por los círculos y recogiendo
las notas musicales para poder llegar a la puerta del Paraíso.
Una
vez que Dante ha ordenado las notas musicales y comienza a sonar la música, el
poeta, junto a su guía Virgilio, ascienden hasta la primera plataforma donde
están los Negligentes y la Puerta del Purgatorio que está vigilada por un
ángel.
En
el primer círculo, Dante descubre donde se purga el pecado de la soberbia y
donde se castiga a los orgullosos. Una vez que se ha purgado el pecado de la
soberbia, descubre unas notas musicales que ha de recoger para pasar al siguiente
círculo.
En
el segundo círculo, Dante descubre donde se purga el pecado de la envidia. Una
vez que se ha purgado el pecado de la envidia, recoge las notas musicales para
avanzar al siguiente círculo.
En
el tercer círculo, Dante descubre donde se purga el pecado de la ira y ve
algunos ejemplos de mansedumbre. Aquí, los poetas se hallan rodeados de un humo
espeso. Dante se acerca a ellos y le entregan las notas musicales para
continuar su camino.
En
el cuarto círculo, Dante descubre donde se purga el pecado de la pereza y
ejemplos de ira castigada. El poeta recoge las notas musicales y avanza al
siguiente círculo.
En
el quinto círculo, se purga el pecado de la pereza y Dante se ve castigando a
los avaros. A uno de ellos, le arranca las notas musicales para seguir
adelante.
En
el sexto círculo, Dante ve cómo se purga el pecado de la gula y se muestran
algunos ejemplos de templanza. Stacio, después de explicar al poeta su
permanencia entre los avarientos y los perezosos, le entrega las notas
musicales para que continúe con su camino.
Un
ángel guía a los poetas, Dante y Virgilio hasta el séptimo círculo y, en el
octavo, sale una voz de un árbol y les recuerda algunos ejemplos de gula. Dante
pregunta al árbol dónde encontrar las notas musicales y, una vez que el árbol
se lo ha revelado, coge las notas y se van. Es, entonces, cuando Virgilio – que
representa La Sabiduría y La Poesía – se despide de Dante y le dice que, si
quiere entrar en el Paraíso, ha de ordenar todas las notas musicales para que
suene la melodía y, así, poder llegar hasta Beatrice – que representa La
Teología – que será quien lo acompañe en su recorrido.
Una
vez que Dante ha hecho sonar la música, llega hasta las puertas del Paraíso y
se encuentra con Beatrice que le está esperando. El primer cielo es el de la
Luna y representa la fortaleza. Aquí, Beatrice explica a Dante la causa de las
manchas de la Luna y, entre una de esas manchas, el poeta ve unas notas
musicales que recoge para poder avanzar.
En
el segundo cielo, que es el de Mercurio y representa la justicia, Beatrice le explica
el modo de satisfacer los votos que han sido rotos y, en uno de esos votos
descubre las notas musicales que toma en sus manos y continúan con su camino.
En
el tercer cielo, que es el de Venus y representa la templanza, Beatrice le
explica que es donde están las almas de los enamorados y, Carlos Martel,
después de manifestarle cómo puede nacer de un padre virtuoso un hijo vicioso,
le hace entrega de las notas musicales y se marchan.
En
el cuarto cielo, que es el del Sol y representa la prudencia, Dante y Beatrice
se encuentran con Santo Tomás de Aquino y les expone el orden con el que Dios
creó el Universo. Después, le regala las notas musicales y siguen adelante.
En
el quinto cielo, que es el de Marte y representa la fe, Dante y Beatriz se
encuentran las almas que han combatido por la fe y, una de ellas, le entrega a
Dante unas notas musicales antes de marcharse.
En
el sexto cielo, que es el de Júpiter y representa la esperanza, Dante y Beatriz
se encuentran con los que han administrado la justicia de manera recta. Dante
ve a Cacciaguida, que es el que nombra a muchos de los espíritus que componen
la cruz, y le hace entrega de unas notas musicales. Dante y su amada se
marchan.
En
el séptimo cielo, que es el de Saturno y representa la caridad, Dante y Beatriz
ven a los que se dedicaron a la vida contemplativa y uno de los del clero leda
a Dante y Beatriz unas notas musicales.
En
el octavo cielo, que está conformado por las constelaciones donde se reúnen los
esplendores del cielo y de la tierra, Dante y Beatriz ven el descenso de
Jesucristo y la Virgen María y, en el momento en que transcurre la coronación
de la Virgen María por el Arcángel Gabriel, un ángel se acerca hasta Dante y le
regala las notas musicales.
En
el noveno cielo, llamado el Primer Móvil, apóstrofe de San Pedro contra los
malos eclesiásticos, Dante y Beatriz ven que está custodiado por nueve ángeles
que giran en torno a un punto luminoso lejano donde se encuentra el paraíso
dantesco que simboliza la ciudad de Dios: la iglesia triunfante. Dante se
acerca a uno de esos nueve ángeles y, éste, le entrega unas notas musicales.
Dante
y Beatriz llegan ante la Ciudad de Dios, que es el Empíreo, lugar de triunfo de
los ángeles y de los bienaventurados. Beatriz hace que Dante fije su atención
en la ciudad de Dios en el momento en que le ayuda a unir todas las notas
musicales que ha ido recogiendo en cada cielo. Una vez que todas las notas
musicales están unidas, nace una música celestial como nunca antes había sonado,
símbolo del triunfo de la Ciudad de Dios.
Mª Inmaculada Rodríguez Salas.
Master de Investigación e innovación Educativa.
Investigación e Innovación en Música y Artes Plásticas.
UCLM. Campus de Toledo.
Curso 2018-2019.
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